Tras la muerte de Aristóteles y ya en el contexto del
helenismo, Zenón funda la Stoa, un
año antes de la fundación del Jardín, el año 307 a . C. La Stoa o Pórtico es una escuela rival del Jardín aunque tenga con ella en
común la intención filosófica fundamental que es la búsqueda de la sabiduría
entendida como salvación. Mientras que el Jardín propugna la separación de la
sociedad (en la medida de lo posible), el Pórtico propone la virtud ciudadana
como finalidad. La prueba es que fue una corriente defendida por muchos
personajes públicos como Séneca o el emperador Marco Aurelio entre otros.
El estoicismo es una doctrina ecléctica que recoge elementos aristotélicos, socráticos,
heraclíteos,…Hay una razón individual o logos
semejante a la razón universal cósmica o Logos
(a semejanza del de Heráclito) que lo rige todo. El Logos es Zeus o Dios, y el mundo es concebido como un organismo, a
la vez que el hombre es entendido como un microcosmos. La razón humana no es
más que una parte de la razón cósmica divina. El fundamento de todo es la
cosmicidad (orden, estructura) del mundo. Por eso la virtud consiste en vivir de acuerdo con la naturaleza. Si la
naturaleza es el orden simbolizado por el fuego de Heráclito, seguirla
significa instaurar ese orden en el alma humana: dominar las pasiones.
Independientemente de que ese control nos proporcione o no la felicidad, el
dominio de nuestras pasiones es nuestra obligación moral, es el ejercicio de la
virtud. Este dominio se expresa en la virtud máxima, la imperturbabilidad (apathia).
Esta apatía tiene que ver también con
su concepción del destino, radicalmente diferente de la epicúrea: el estoico se
resigna ante lo que tiene que ocurrir: la libertad es la aceptación de la
necesidad, e implica el conocimiento del mundo y de uno mismo. Luchar contra el
destino no es de sabios.
De los estoicos hay que destacar su desarrollo de la lógica más allá de la aristotélica, con
planteamientos muy próximos a la lógica proposicional y, de acuerdo con su idea
del cosmopolitismo, ser los fundadores del derecho natural (ius gentium), sin exclusión de bárbaros,
mujeres o esclavos.
El “derecho universal natural” del estoicismo se basa
en el concepto de humanitas. Mientras
que en el caso del derecho romano el sujeto es el ciudadano romano (lo que implica una actividad), en el caso del
cristianismo, el sujeto es el individuo
cristiano, lo que implica una pasividad, como sujeto de unos derechos
inalienables.
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