Bajo el nombre de existencialismo
englobamos a un conjunto heterogéneo de autores de finales del s. XIX y
principios del s. XX, pero sobre todo del periodo de entreguerras, que tienen
en común su preocupación por la existencia humana. Algunos de ellos son
figuras aisladas y externos a la universidad, otros pertenecen a corrientes
totalmente escolares como la Fenomenología.
El iniciador de esta problemática
es, sin duda Kierkegaard. Más tarde le seguirán K. Jaspers, J. P. Sartre o
incluso M. Heidegger. Si Sartre representa un existencialismo ateo (conjugado
con el marxismo), Jaspers representa el existencialismo cristiano, desde un
conocimiento más profundo del alma humana (primero fue psicólogo de profesión).
El existencialista español más puro sería Unamuno.
Esta afinidad filosófica está muy
ligada a un contexto histórico, posterior a Nietzsche, en que es evidente la
pérdida de validez de los valores tradicionales que habían definido la cultura
occidental hasta el momento.
Las condiciones históricas, sobre
todo después de la primera guerra mundial y el advenimiento de los fascismos,
no invitan al optimismo ni a la confianza en la razón humana.
Los temas de pensamiento más
recurrentes son:
- Lo que caracteriza al hombre no es la razón sino la pasión, el instinto, etc.
- Igual que en Nietzsche, el peso de la irracionalidad va unido a la preponderancia de la vida por encima de la Razón.
- La existencia del hombre es lo que lo define y no su esencia (caso de haberla). Es decir, lo que importa es la facticidad, lo que le ocurre al hombre de carne y hueso en cada momento de su tiempo finito, no lo que pueda definirlo de manera universal.
- Por todo ello, se apoyan en la perspectiva nietzscheana: Dios ha muerto, y, con él, la esencia humana.
- Frente a la ausencia de Dios y de sentido, el sentimiento fundamental y definitorio del hombre es la angustia (esto ya lo afirma Kierkegaard)
- La existencia es entendida como ek-sistencia, es decir: estar “fuera de…sí mismo”. Esa es la manera de ser del hombre, en el sentido de que el hombre es un proyecto (Heidegger) cuyas posibilidades diseñan su realidad, y no al revés.
- Otros temas recurrentes son: la muerte (finitud y facticidad esencial humana), la libertad (sobre todo en Sartre, que es absoluta), soledad (el amor es imposible si no es como soledad compartida, ya que los proyectos individuales no se pueden compartir)
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