Según el
profesor M. Morey, para entender a Foucault hay que partir del aforismo 1 de
Nietzsche en Aurora: En él nos habla
de “las cosas que duran mucho tiempo” y “que precisan de una génesis”. Estas
cosas son para Foucault las ideas (con minúscula, no platónicas, es decir, la
cultura dominante). De aquí que el interés predominante de Foucault sea la
relación entre saber y poder (La
arqueología del saber)
En este
sentido, se preocupa especialmente por el origen (genealogía) de las ideas
burguesas de la 2ª mitad del s. XVII y los primeros decenios del s. XIX. Con su
investigación pretende es desmitificar que el orden de Occidente sea el único
razonable.
La etnología
estructuralista critica el etnocentrismo: no podemos estudiar las otras culturas
con nuestra propia inteligibilidad, con nuestras propias categorías; hemos de entender
la suya propia. En esto consiste el estructuralismo. Foucault hace lo mismo con
la Historia y por eso es considerado a veces también dentro del estructuralismo.
No hay que decir que forma parte de la manera de hacer de este filósofo el
ocultarse ante todas las etiquetas. También niega ésta. No obstante, podemos
extraer una serie de rasgos clave de su metodología:
TEST HCS1 TURNO1
1)
Se trata de preguntar “desde cuándo”
sin admitir nunca un “desde siempre”. Así p.e. en su “Historia de la locura” demuestra que no es cierto que siempre haya
habido “locos”.
2)
No se trata, pues, de reconocernos
en el pasado sino más bien de conocer el pasado como diferente. El método así
no es la dialéctica sino la diferencia.
3)
No es trata de una Historia
lineal y progresiva, sino con rupturas y abismos.
4)
La Historia es un proceso sin
sujeto (es decir, no se puede
considerar un único sujeto histórico) ni fines.
5)
Resumiendo: no se trata de la
Verdad de nuestra Historia, sino de la historia de nuestras verdades. Obsérvese
que aquí es esencial la distinción entre mayúsculas y minúsculas y entre
singular y plural. Dicho de otra forma, “la Historia de nuestra Verdad” sería
una afirmación relativista fácilmente rebatible. Aún así, Foucault nunca hace
una declaración metodológica o filosófica universal. Huye del debate abstracto.
El objeto de su estudio son ideas o instituciones concretas como la locura, la
sexualidad, las cárceles, etc.
Las consecuencias de este planteamiento son a) el carácter
estrictamente histórico nuestras verdades (y para evitar la acusación de
relativismo basta con entender la ironía que encierra la expresión “nuestras
verdades”, Foucault se niega a moverse en el terreno del a priori filosófico) y b) el estatuto positivo del error. Lo que hacemos
normalmente es descalificar como errores los modelos antiguos, con lo que, casi
sin querer, establecemos como verdades nuestros modelos presentes. Es decir, normalmente la historia tiene el uso
político de legitimar nuestro presente como el único posible.
Foucault entiende por poder “lo que nos es intolerable”. Hoy en día lo que nos es intolerable no es tanto el que no nos dejen ser quienes somos (como ocurre en la época clásica según él, inaugurada por El Quijote y Las Meninas), sino precisamente lo que nos hace ser lo que somos (más característico de la época de las tecnologías de control del sujeto que se alzan a partir del s.XIX) . Esta visión podría ser puesta en relación con la cuestión nietzscheana de la soledad última como único interlocutor válido.
Foucault entiende por poder “lo que nos es intolerable”. Hoy en día lo que nos es intolerable no es tanto el que no nos dejen ser quienes somos (como ocurre en la época clásica según él, inaugurada por El Quijote y Las Meninas), sino precisamente lo que nos hace ser lo que somos (más característico de la época de las tecnologías de control del sujeto que se alzan a partir del s.XIX) . Esta visión podría ser puesta en relación con la cuestión nietzscheana de la soledad última como único interlocutor válido.
No es
pertinente entonces la pregunta por el sentido
de la Historia, sino por el funcionamiento
de los diversos avatares históricos. Los procesos históricos son inteligibles,
pero carecen de sentido: “solo porque nos explicamos lo que nos pasa como nos
lo explicamos, nos pasa lo que nos pasa”.
Es decir, la
Historia se hace desde una forma de entender el presente y nace en el s. XIX
juntamente con la noción de “yo” o “sujeto”. El acontecimiento en sí no tiene
sentido. El sentido es algo que ponemos nosotros. Foucault nos hace inteligible
la historia solo si estamos de acuerdo en que el poder es lo que se nos hace
intolerable.
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