El
filósofo checo J. Patočka (1907-77) comienza su reflexión filosófica por la
pregunta acerca del mundo natural. Para él, determinar la naturaleza del mundo
que nos rodea es urgente en tanto que la visión que nos ofrece la ciencia y el
mundo mismo, tal y como es vivido en primera persona, son absolutamente
distintos y heterogéneos. El mundo correlato de la actividad científica no
ofrece respuestas a nuestras expectativas e intereses teóricos y prácticos (de
nuestros desvelos), ya que la ciencia es una actividad totalmente alejada del
mundo de la vida, realizada por hombres que deben renunciar a su yo personal en
tanto que científicos y deben renunciar a cualquier tipo de visión de la
totalidad en tanto que especialistas. Por otro lado, el mundo, tal y como es
vivido en primera persona, busca respuestas y certezas, y no las encuentra
porque, de las cuestiones que más nos importan desde el punto de vista de
nuestra libertad, no se puede hablar científicamente: por esto se habla de
crisis de valores, se identifica la política con la simple gestión del ente y
la filosofía no tiene más interés que un juego de adolescentes, ya que toda
teoría no científica pierde el valor de theoria.
Desde este punto de vista, la cuestión del mundo natural es un problema puramente
existencial. Estariamos, de manera muy parecida a como lo formula H. Arendt, en
la alienación del mundo.
Ahora
bien, en el caso de Patočka esta pérdida tiene
consecuencias catastróficas que explican buena parte de la guerra que
caracterizó el s. XX.
J.
Patočka elabora toda una filosofía de la historia (herética respecto del
marxismo que es la única aparentemente aceptada), en la que comienza
identificando el mundo natural con el mundo prehistórico entendido tal y como
Arendt entiende el mundo del trabajo. El mundo del trabajo es un mundo
ahistórico porque se repite a sí mismo cada día y se agota en asegurar la
subsistencia.
Frente
a él, la historia empieza con el proyecto griego que él llama “cuidado del
alma”. Es un proyecto ontocosmológico consistente en el anhelo de un sentido
más elevado para la vida, pero sabiendo que en esa búsqueda corremos el riesgo
de no encontrarlo y de perder entonces incluso el pequeño sentido del mundo
prehistórico: un mundo en el que las respuestas aparecen antes que las
preguntas, el mundo del mito. Así, la filosofía, la historia y la politica
nacen a la vez en la Grecia clásica como una aspiración a un sentido más
elevado, como una pregunta.
La
gran cuestión que plantea este filósofo es si no se habrá acabado la historia
en el s. XX y estaremos volviendo a una vida “prehistórica” de un sentido
pequeño pero seguro, que en este caso sería el sentido del “bienestar” en donde
la ciencia suple la función de la explicación mítica del mundo y ahorra el
esfuerzo filosófico de la pregunta incómoda.
Esta
cuestión está directamente relacionada con las guerras del s. XX que han sido
las primeras de la historia en las que ya no se ha luchado por la libertad sino
por el mantenimiento del status quo,
es decir el bienestar de los que estaban bien y la ambición de los demás de
estar como ellos. Dicho brevemente, la libertad ha desaparecido del horizonte
de la historia y con ello la aspiración a un sentido humano más elevado.
J.
Patočka murió en 1977 en una comisaria de policia de la Checoslovaquia
soviética a raíz de las torturas que sufrió tras su detención como firmante de
la Carta 77 en la que recordaba al gobierno su obligación de cumplir con los
derechos humanos tal y como se había comprometido a través de tratados
internacionales. Esto demuestra que, a diferencia de lo que afirman algunos, la
historia de Sócrates se repite y se repetirá tantas veces como la filosofía
incomode el poder.
Ami me parece que en este mundo hay muchas mas cosas por descubrir y que lo que a nosotros estamos viviendo para otros en el futuro sera su historia a estudiar y descubrir, como a nosotros nos parece la prehistoria.
ResponderEliminarAutor: Jaume Estradera Blasco 4ºA