Es el intento llevado a cabo
por algunos autores de la Escuela de Frankfurt (sobre todo por Marcuse y
Horkheimer) de construir, de acuerdo con los postulados del marxismo, una
teoría general de la cultura que luche por la conciencia de clase frente a la
ideología burguesa que cada vez se hace más sofisticada (mass media) y
más tecnificada. En especial, hay que estudiar muy atentamente el papel de la
tecnología ya que está demostrando se sumisa a los valores del capital, hecha
expresamente para aumentar la plusvalía.
Bajo el nombre de Escuela de Frakfurt es conocido un
grupo de pensadores o filósofos surgido en torno al “Instituto de Investigación
Social” de la Universidad de Frankfurt, que se propone una reflexión crítica
sobre la sociedad postindustrial y el concepto de razón que la ha propiciado. El director y fundador es Max Horkheimer
(obras: Teoría Crítica y Crítica de la Razón Instrumental). Junto
con Adorno y Marcuse son considerados los representantes de la 1ª generación de
la Escuela. Jürgen Habermas sería el representante de una hipotética 2ª
generación (hay quien dice que no pertenece a ella). Sus obras más destacadas
son: Conocimiento e Interés, Técnica y ciencia como “ideología” y Teoría y Praxis.
El planteamiento genérico de la Escuela es llegar a
una clarificación racional (=teoría)
sobre como el concepto de razón vigente (la “razón instrumental”) ha llevado a
una determinada estructura de la sociedad postindustrializada con unas
determinadas consecuencias para la vida del hombre y para la cultura. En cierto
sentido hay que entenderlos como herederos de Marx, que reflexionan en el siglo
XX sobre las posibilidades de un cambio social cuando ya no existe el sujeto
revolucionario. En este sentido, están obligados a partir de la insuficiencia
del marxismo para dar cuenta del capitalismo monopolista (diferente del
capitalismo liberal) con el cambio de la forma de la propiedad, la división del
trabajo, la estructura de clases, los mecanismos de dominación...
Pero también son herederos de la Ilustración con su
Ideal de Razón y de Progreso que supone la emancipación del hombre con respecto
a la naturaleza y la aspiración a un orden político-social que realice los
ideales de justicia y libertad. Igual que en la Ilustración, se trata de
liberar al hombre de sus miedos, de los mitos y de la magia a través de la
clarificación racional. Ello supone que a la razón instrumental ha de oponerse
una razón más originaria.
Desde la tradición hegeliano-marxista entienden que
la función de la teoría no puede ser la de proporcionar unos principios
generales y últimos alejados de la praxis e independientes del marco histórico
y social, sino que la teoría crítica,
que aquí se opone a la teoría tradicional, pretende, en conexión con la
tradición marxista, tener un efecto sobre la praxis; a la vez que
entiende su enraizamiento en el marco histórico y material de su época, con lo
cual evita el ser un instrumento ideológico, al contrario de aquella razón
instrumental que critican.
El problema es que la ciencia no puede ser neutral o
no valorativa. Entre otras cosas, porque una verdadera ciencia no ha de ser
instrumental, y ha de entender la relación entre teoría y praxis pero tomando
en consideración los fines últimos. Por ello, se entiende que la teoría
crítica ha de estar al servicio de la transformación práctica de la
sociedad, transformación que es necesaria por la irracionalidad de la sociedad
industrializada, por sus estructura represiva (aquí sus lazos con el
freudomarxismo) que puede llegar al extremo de ser una represión inconsciente
del hombre que no sabe nada de su estado de alienación y falta de libertad.
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