jueves, 11 de julio de 2013

NEOPOSITIVISMO

El Neopositivismo está representado por el Círculo de Viena, un grupo de intelectuales unidos en los años 20 alrededor de la figura de Schlick. El más destacado de ellos será R. Carnap (1891-1970) que, tras la victoria del nazismo disolverá el grupo y habrá de emigrar a los EE.UU.

Hay que decir que, en sentido amplio, el Neopositivismo incluye a muchos más filósofos, algunos de ellos muy posteriores, que han seguido en lo fundamental, en la órbita de los planteamientos del Círculo de Viena (B. Russell, Quinn o Ayer, p.e.).

Seguramente el representante más destacado (y heterodoxo) de esta corriente de pensamiento sería L. Wittgenstein (1889-1951), sólo en su primera época, que entiende la filosofía como un lenguaje cuyas afirmaciones no son comprobables de la misma manera que las afirmaciones científicas y, por lo tanto, carente de verdadero contenido. La filosofía no puede ser ni verdadera ni falsa, sino sólo, en el mejor de los casos, una escalera que hay que arrojar una vez usada.

Esta corriente filosófica se caracteriza por una fuerte impronta de las ciencias naturales, cuyo método defienden frente a la vaguedad de los resultados de la filosofía tradicional. La filosofía, para ellos, sólo debe ser una reflexión metodológica sobre la ciencia. Por otro lado, su núcleo de reflexión es el lenguaje. Para ellos, es el correcto uso del lenguaje lo que diferencia una ciencia de una pseudociencia (algo que parece ciencia pero no lo es). El ejemplo más claro de pseudociencia para ellos es la metafísica. Eso es lo que ya no debe ser la filosofía.

Las ideas que queremos destacar de su concepción de la ciencia son las siguientes:

  • Unidad de la ciencia. La unidad deriva del uso de un único método y un uso válido del lenguaje.
  • La tarea de la filosofía debe ser el “análisis lógico de los conceptos y de las proposiciones de las ciencias”, esto es, la “sintaxis lógica del lenguaje científico”. En consecuencia, la filosofía es una actividad, no una teoría.
Para Carnap hay 3 tipos de proposiciones: Tautológicas (no aportan información nueva: matemáticas, lógica, juicios analíticos de Kant), Pseudoproposiciones (no son experimentables, p.e. “Dios existe”) y las Protocolarias o Experimentables.

Todo esto significa que la Metafísica es rechazada por la no verificabilidad de las proposiciones, por el uso incorrecto que hace del lenguaje, en concreto en mal uso de la sintaxis y el uso de concepciones derivadas de la imaginación y de generalización no justificada de los resultados de la ciencia.

El análisis lógico del lenguaje ha revelado que las pretendidas “proposiciones” de la Metafísica son en realidad “pseudoproposiciones”. El lenguaje consiste en palabras + reglas de formación de proposiciones (sintaxis). Esto da lugar a dos tipos diferentes de pseudoproposiciones: las construidas a partir de palabras vacías (sin significado empírico) y las construidas por una errónea aplicación de las reglas del lenguaje.

Como consecuencia de su rechazo de la metafísica, el Círculo intentará encontrar un criterio claro para distinguir la ciencia de la pseudociencia (por el uso respectivamente de proposiciones y pseudoproposiciones). Este criterio será encontrado en principio en la verificabilidad: una proposición sólo tiene sentido si es verificable. Para Carnap, una proposición es verificable si y sólo si es posible enunciar qué es lo que debería ocurrir para que fuera verdadera y qué para que fuese falsa.

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