domingo, 9 de junio de 2019

MICHEL FOUCAULT Y EL SENTIDO DE LA HISTORIA



Según el profesor M. Morey, para entender a Foucault hay que partir del aforismo 1 de Nietzsche en Aurora: En él nos habla de “las cosas que duran mucho tiempo” y “que precisan de una génesis”. Estas cosas son para Foucault las ideas (con minúscula, no platónicas, es decir, la cultura dominante). De aquí que el interés predominante de Foucault sea la relación entre saber y poder (La arqueología del saber)

En este sentido, se preocupa especialmente por el origen (genealogía) de las ideas burguesas de la 2ª mitad del s. XVII y los primeros decenios del s. XIX. Con su investigación pretende es desmitificar que el orden de Occidente sea el único razonable.

La etnología estructuralista critica el etnocentrismo: no podemos estudiar las otras culturas con nuestra propia inteligibilidad, con nuestras propias categorías; hemos de entender la suya propia. En esto consiste el estructuralismo. Foucault hace lo mismo con la Historia y por eso es considerado a veces también dentro del estructuralismo. No hay que decir que forma parte de la manera de hacer de este filósofo el ocultarse ante todas las etiquetas. También niega ésta. No obstante, podemos extraer una serie de rasgos clave de su metodología:

miércoles, 1 de noviembre de 2017

J. PATOČKA Y EL SENTIDO DE LA HISTORIA

El filósofo checo J. Patočka (1907-77) comienza su reflexión filosófica por la pregunta acerca del mundo natural. Para él, determinar la naturaleza del mundo que nos rodea es urgente en tanto que la visión que nos ofrece la ciencia y el mundo mismo, tal y como es vivido en primera persona, son absolutamente distintos y heterogéneos. El mundo correlato de la actividad científica no ofrece respuestas a nuestras expectativas e intereses teóricos y prácticos (de nuestros desvelos), ya que la ciencia es una actividad totalmente alejada del mundo de la vida, realizada por hombres que deben renunciar a su yo personal en tanto que científicos y deben renunciar a cualquier tipo de visión de la totalidad en tanto que especialistas. Por otro lado, el mundo, tal y como es vivido en primera persona, busca respuestas y certezas, y no las encuentra porque, de las cuestiones que más nos importan desde el punto de vista de nuestra libertad, no se puede hablar científicamente: por esto se habla de crisis de valores, se identifica la política con la simple gestión del ente y la filosofía no tiene más interés que un juego de adolescentes, ya que toda teoría no científica pierde el valor de theoria. Desde este punto de vista, la cuestión del mundo natural es un problema puramente existencial. Estariamos, de manera muy parecida a como lo formula H. Arendt, en la alienación del mundo.


viernes, 12 de julio de 2013

LA ANTROPOLOGÍA CRISTIANA

Al igual que cualquier visión religiosa del hombre, el cristianismo parte de la finitud y limitación humana. La vida es un don de Dios, algo que no depende del hombre ni a él le corresponde manipularla (de aquí su postura frente al aborto o la eutanasia, aunque estos temas son contemporáneos)

Es específico de la antropología cristiana el gran valor otorgado a la libertad humana. El pecado original deja al hombre en un punto de partida en que debe hacer uso de su libertad para salvarse. El hombre es “malo” por naturaleza, pero el hecho de que el hombre tenga una relación con lo sobrenatural le otorga la posibilidad de ser bueno, de regenerarse. Así, podemos decir que, para el cristianismo, el hombre no es ni bueno ni malo por naturaleza, sino sobre todo, libre.

CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA

En relación con la historia de la filosofía tenemos que identificar la Edad Media en Occidente con el advenimiento y dominio absoluto del cristianismo. El cristianismo no es filosofía, sino una religión. Es un acontecimiento político y cultural de primer orden, que, en un principio rechaza la filosofía porque desconfía de la razón. Con el tiempo, sin embargo, tendrá que recurrir a una simbiosis con la filosofía, al uso de su terminología y de la razón para poder combatir las diferentes sectas y grupos heréticos que aparecen en el seno del cristianismo. Hay un proceso de adaptación de los grandes filósofos clásicos (Platón y Aristóteles) a los dogmas fundamentales del cristianismo.

AGUSTÍN DE HIPONA (354-430)

El sistema agustiniano es el primer sistema completo en el que se fusionan el cristianismo con la filosofía; en concreto, con una concepción platónica de la filosofía. Como todos los escritos patrísticos, su corpus surge de una necesidad de definir y delimitar una determinada interpretación del cristianismo frente a otras posibles heterodoxias. Agustín empieza a escribir a partir de su conversión, hacia el año 386. Sus obras más importantes son sus Confesiones (en las que, de manera autobiográfica explica su concepción del conocimiento y la verdad) y La Ciudad de Dios, en la que expone su doctrina moral y política.

FILOSOFÍA PATRÍSTICA

La palabra patrística viene de "padre". Así, la filosofía patrística es aquella "filosofía" (si se puede llamar así) escrita por los Padres de la Iglesia. Con estos escritos se puede decir que empieza la simbiosis que se mantendrá durante toda la Edad Media entre cristianismo y filosofía.

TEORÍA CRÍTICA

Es el intento llevado a cabo por algunos autores de la Escuela de Frankfurt (sobre todo por Marcuse y Horkheimer) de construir, de acuerdo con los postulados del marxismo, una teoría general de la cultura que luche por la conciencia de clase frente a la ideología burguesa que cada vez se hace más sofisticada (mass media) y más tecnificada. En especial, hay que estudiar muy atentamente el papel de la tecnología ya que está demostrando se sumisa a los valores del capital, hecha expresamente para aumentar la plusvalía.